Soy ahora
antepasado de lo que dijiste.
La pluma blanca de un almendro
al conocer la sangre.
Taxidermia en la grupa de las ventiscas.
Abocado a conocer el dolor
de tu herida en lo cotidiano.
Yo que me dejé la piel
en tu boca,
la que ahora levanta
el aliento de los avellanos.
Bellísimo. Una sola palabra, pero que encierra la sacudida que me ha producido.
ResponderEliminarUn abrazo y no veas cómo me alegro de ver atracar otro hermoso velero.
Estoy de acuerdo con Isabel, es bellísimo este poema tuyo, tan de dentro.
ResponderEliminarMe gusta leerte, Gaia.
Besos
Hermoso su florido regreso!
ResponderEliminarBeso tus letras sensibles, me dan calor en uno de los inviernos más fríos en mi país, México.
ResponderEliminarUn abrazo, monique.
...Y festejo tu regreso.
ResponderEliminarMonique.