La niña que arde es como un himno
a la ingenuidad que se nos pudre
en propaganda de genocidio
y ya no podemos perdonar
a quien sus crímenes ostenta.
Quien te salve será asesinado
quien te defienda proscrito
Israel exige cómplices
con su disfraz de víctima,
de asesino mimado
con bombas nucleares
y festivales de impunidad.
Pero tú me ardes como un faro
tu me redimes del silencio
de periodista acribillado
por sicarios de la mentira.
Iluminas la noche como fósforo blanco
como escuela incendiada
como hospital bombardeado
o denuncia sofocada.
La niña que arde ya no reza
porque ahora sabe que Dios
es un criminal de guerra
y la Biblia no es noble,
ni sagrada, ni buena.