Inventar una palabra puede suponer
transmutar un mundo,
guardar un secreto, pertrechar a un ángel,
cambiar de clase o romperlas todas
hasta que no quede sino ese desnudo que nos iguala.
Una palabra puede contagiarse
romper el aislamiento
derrocar un credo
y dormir en cada boca.
Y puede vivir mas que nuestra sangre
mas que una moneda o una deuda
mas que este mundo de signos aparentes
amarrada a ese significado que sobrevive al naufragio.
Una palabra puede, también, ser escalofrío.
ResponderEliminar... y darnos levadura para el silencio.
EliminarUna pena cuando se escurren entre los ojos cerrados.
ResponderEliminarSiempre que leo un poema tuyo, me quedo a reflexionar.
Un abrazo,
Licaón
Compartir reflexión nos lleva al mismo espejo.
EliminarTiene que haber mucha autenticidad y más sinceridad en una palabra inventada para acoger e invitar a ser acogidos. Fluyen tantas palabras hueras, tanta palabrería en nuestro entorno...Pero tu poema es preciso y me hace pensar más a fondo (gracias a la palabra oportuna)
ResponderEliminarA veces, es bueno dejar que la palabra te posea como un río aunque descubras la desembocadura como naúfrago.
EliminarY hay palabras que no se olvidan jamás, porque han herido al ser pronunciadas o por todo lo contrario. Otras, en cambio, se dejan acunar por el viento y se diluyen al tiempo de ser emitidas.
ResponderEliminarEn fin, me encanta tu poema.
Besos
p.d. Espero estés bien.
Hay palabras que nos sobreviven porque han sabido llegar mas lejos y quizá también porque hayamos sido capaces de desprendernos de ellas.
Eliminarp.d. Estoy bien. Muchas gracias.