
Se van de mí
los días que me quedan,
sutiles se despiden
no sin antes dejarme
sueños y mas sueños.
Veo alejarse mis días
arrastrados por el aire
persistente y voraz
pero sabio en dispersiones.
Serán semillas
que en otro tiempo
en otra tierra
darán respaldo
a nuevas raíces y nuevos tallos.
Cuando mi último día
abandone su asidero
podrán volver los sueños
a la tierra, para ser
el alimento de esas velas
que volaron no sé dónde.
Cuando mi último día
abandone su asidero,
volveré a ser la nada
que permite serlo todo.