He dormido tanto
que pensé que había muerto.
Me despertó la alambrada en el cuello
apenas golpeó la primavera
la indolencia en las raíces.
Y ya no hubo parsimonia sino avidez
por descuartizar la roca.
He dormido tanto
que he despertado entre la asfixia
y los gritos de socorro del agua ahogada.
La muerte y el sueño no tienen memoria,
resucitar y despertar son cosas parecidas,
ahora que tomo el periódico y descubro
la oficina de patentes del engaño.
Pero no se puede volver de la muerte.
Nada puede redimirte si abandonas
y no dejas mas huella que una almohada vacía.
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