A bordo del ensueño
ella es el viaje.
Sus perdidos ojos verdes
queman la isla de la urgencia.
En la playa de su piel
levanta el vuelo
una bandada de ángeles
de salados gemidos.
Ella que olía a paraiso
nunca tuvo aristas,
me hizo olvidar el destino
y pensar solo en el viaje.
No sé si es ilusión o delirio,
es un vuelo
y con mi deseo se hicieron sus alas
con mi búsqueda su presencia.
Así pues, dice la razón,
ella no es nada.
Mas no quiero la razón
-acaso otra trampa
amarga del olvido-
No quiero llenar su vacío
en el misterio del aire
en la desazón de la noche.
Porque arranque los poemas
de una mudez maldita
quiero el incendio y en mi pulso
la lluvia y la templanza
para no quemar con mis versos
su licencia de fantasma.
Me parece un poema redondo, de gran altura lírica.
ResponderEliminarGracias por el disfrute, Camino.
Un abrazo
@ Isabel Martínez Barquero
ResponderEliminarSiempre es reconfortante escucharte.
Un abrazo.
¡Bellísimo!
ResponderEliminarNada que añadir después del juicio de mi gran amiga, Isabel.
¡Enhorabuena!
Parece ser que anda rondando el amor... vestido de fantasma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vengo a empaparme de tus versos que llegan desde el aquí o desde el allá...qué más da desde donde llegan si inspiran algo tan bello...
ResponderEliminarUn beso.
@Maripaz @Rafael @Belen
ResponderEliminarSiempre son de agradecer vuestras palabras y críticas.
Un abrazo
Hay tantos caminos en tu espacio como palabras hermosas y sentidas en tu poesía.
ResponderEliminarEs una suerte y un placer-dolor visitarte.
Un poema precioso, Gaia. Creo que vales para un roto y para un descosío, la verdad... impresionantes tu sensibilidad y tus versos.
ResponderEliminarBesos
@Isabel
ResponderEliminarLos caminos son lo que nos cuenta. También lo que nos encuentra. No hay que reprochar al dolor que nos despierte y nos reviva.
Un abrazo